miércoles, septiembre 11, 2013

Sur profundo


Desde la ventanilla dejo atrás los paisajes de mi memoria con olor a campo y a campiñas escarlatas.
Cuezo poemas de llovizna bajo el sol, a media tinta entre mi voz y la nostalgia rota de esta guitarra que suena en el país de la libertad, del grito ahogado en la garganta verde, donde la locura enceguece con su injusticia.
El país de las almas habitadas por personas vacías que pasean sus perros de juguete, mientras hay niños que mueren en el infierno de la soledad, deambulando sin un abrazo en sus bolsillos.
Este marzo promete no llevarse la tempestad.
Grandes urbes con hospitales bancarios abiertos sólo para el que ha nacido con una sonrisa dorada.  Hasta en sus blanquecinas habitaciones las rosas son rojas en sus pasillos de canela, mientras para el negado todo hiede a cloro.
Se discrimina a los seres que con su sangre cocinan la argamasa de los imperios.
Hoy cargo en mi bolsillo la semilla de una triste canción como serenata para los desahuciados de la historia.
Para los del sur el rostro del sol se ve desde abajo a través de los espejos de agua en las calles.





Hugo Oquendo-Torres
Sombra de un verano
17 de Febrero, 2013