lunes, enero 27, 2014

Sodoma y Gomorra en el imaginario popular y en el contexto bíblico.


Por: Hugo Oquendo-Torres[1]

Con respecto al relato de Sodoma y Gomorra presentado en Génesis 19, son muchos los mitos homofóbicos que se han entretejido alrededor de esta leyenda bíblica, la cual ha sido víctima de las ideologías hermenéuticas prefijadas por la heteronormatividad.  Se podría asegurar que esta distorsión del relato se ha transformado en el ápice para cientos de posturas fundamentalistas que se han erigido contra la homosexualidad. No obstante del mito a la realidad existe un gran trecho, ya que tal interpretación dista de la realidad que enmarca el contexto socio-histórico de esta leyenda.  Sin embargo hay que señalar que la interpretación terrorista del relato ha impacto profundamente el inconsciente colectivo, pues fruto de ello es que en el imaginario popular se da por sentada la relación entre los términos homosexualidad y sodomismo, así como la de los conceptos de homoerotismo e idolatría. Hasta en ocasiones por parte de los traductores bíblicos tales términos y conceptos se emplean como sinónimos. Vale la pena resaltar de un modo jocoso que en el imaginario popular con respecto a Sodoma y Gomorra, prevalece la imagen de una ciudad cuyos habitantes se querían coger con todo el mundo, como si vivieran en un eterno carnaval de hormonas como bien lo alude en cierta medida la película de Robert Aldrich. Pero enfáticamente hay que advertir que dichos imaginarios pueden obedecer más al morbo de los deseos sexuales que han sido inhibidos por parte de los sujetos que se los imaginan. De la misma forma, es de suma importancia afirmar que esto ha sido básicamente por causa del concepto de Sodomía que fue referido por primera vez a las relaciones homoeróticas en el siglo XI en una obra escrita en latín por el fraile italiano Pedro Damián, cuyo texto de soporte fue La Vulgata (Jordan, 1997, 31)

     No obstante cuando se plantea un análisis más detallado acerca del relato de Sodoma y Gomorra dentro del contexto del pasaje bíblico, son otras las realidades que sobresalen. De ante mano cabe destacar que los relatos míticos y simbólicos del libro de Génesis obedecen a una intencionalidad etiológica más que a una realidad ontológica (Hanks, 2011, 60), ya que ellos procuran enseñar cómo posiblemente las cosas llegaron a ser y no cómo las cosas tienen que ser en su esencia.  Además, como lo asevera el biblista Tom Hanks, los mitos del Génesis no son fuentes de normas de la conducta moderna (2011, 57).  Y a ello habría que agregar algo, y es que la Torah no es la ley sino instrucciones para la vida.  Nada más valdría la pena citar el “mito de la caída de la humanidad”, donde Adán y Eva comen del fruto prohibido (Gen 3: 1-24).  Para la tradición patrística está fue la base para legitimar como dogma teológico de la iglesia católica la doctrina del pecado original, cuyo artífice fue san Agustín de Hipona (354-430 d.C.); pero dicha interpretación es totalmente diferente para la tradición rabínica, puesto que para ellos el mito del capítulo 3 de Génesis no está relacionado con el concepto del “pecado original” sino con el proceso de desarrollo de la conciencia humana (Lings, 2011, 26).

     Ya de un modo puntual, en lo concerniente al relato de Sodoma y Gomorra, éste se trata de un drama que estilísticamente lleva el objetivo de plantear un debate social, cultural y religioso.  Esto se afirma con base al proceso de separación (entendido como consagración), consolidación cultural y religiosa que Abraham y Sara como patriarcas de Israel estaban viviendo.  Es por ello que el relato de Sodoma se encuentra situado en un lugar relevante, puesto que está en el medio del desarrollo de la saga de Abraham y de Sara (Lings, 2011, 158).  Además hay que recordar que ambos personajes están en la etapa transicional del politeísmo al monoteísmo (Gen 12: 1-3).  Siguiendo en la misma línea, en este relato también surge una serie de temas que son de gran importancia para todo el libro de Génesis y que van en concordancia con el decálogo mosaico (Deut 27: 19); la cuestión fundamental es la situación social del inmigrante, su integración o, dado el caso, marginación (Lings, 2011, 159). 

     Por tanto el objeto de juicio contra Sodoma y Gomorra es el trato inhospitalario e injusto contra los extranjeros (La familia de Lot y los mensajeros= ángeles) y para las personas más vulnerables de la sociedad en su época.  Cabe señalar que dentro del contexto bíblico la protección del pobre, la viuda, el huérfano y el extranjero (inmigrante) son hilos conductores en ambos testamentos y ocupan un lugar privilegiado dentro de los profetas (Ez 16: 49-50; Is 1: 21-23).  Por ende es errado pensar que la condena de Sodoma y Gomorra fue por causa de las relaciones de tipo homoerótico como se han interpretado por décadas.  Y una muestra del incumplimiento del principio de la hospitalidad se puede evidenciar en el intento de violar sexualmente a los dos ángeles visitantes, en vez de ofrecerles hospitalidad como sí lo había hecho Abraham en Génesis 18, de acuerdo con las normas fundamentales del Antiguo Oriente (Hanks, 2011, 2).  Y es por ello que Sodoma recibe esa carga semántica y toma la connotación de lugar simbólico de injusticia, violencia e inhospitalidad en el Nuevo Testamento (Mat 10: 11-15; Luc 10: 8-12), asimismo dentro de algunas metáforas que desarrollan los profetas principales del AT (Ezequiel, Jeremías e Isaías).

     A modo de conclusión vale la pena afirmar, que un asalto sexual a una persona recién llegada, ejecutado por uno o varios hombres locales, desencadena en la Biblia hebrea un fulminante castigo a toda la comunidad (Lings, 2011, 62).  Esto se puede confrontar con el paralelo literario que existe entre el relato de Sodoma (Gen 19: 1-29) y el crimen de Guibeá (Jueces 19: 1-30; 20: 1-48).  Y como bien lo define un breve comentario al respecto hallado en la Biblia del Peregrino, el cual afirma que muchas personas han querido encontrar tanto en Sodoma como en la historia de Guibeá, una condenación a la homosexualidad.  Por tanto se debe evitar el anacronismo al interpretar la Biblia, puesto que la palabra homosexual aparece recién en el siglo XIX (Schökel, 2007, 349).  Y de una manera contundente tal comentario de la Biblia del Peregrino revela un elemento que poco se ha tenido presente en las interpretaciones, el cual es el elemento fálico, al afirmarse en ella que en estas dos narraciones el verdadero crimen es la inhospitalidad, la violencia y la agresión fálica contra los extranjeros.  Puesto que en ambos relatos el falo se emplea como un arma de agresión sexual, que establecen la relación de dominio y sumisión, prácticas muy comunes en la guerra (Schökel, 2007, 349), también muy presente en los relatos bíblicos, cuyo ejemplo de ello lo podemos apreciar en el relato del suicidio de Saúl (I Sam 31: 1-5).  Es pues en suma que el objeto de castigo en el relato de Sodoma y Gomorra no son las relaciones homoeróticas, sino la inhospitalidad contra el extranjero y la humillación social propendida a través de la violencia sexual. 


Bibliografía.

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Eibfeldt, O. et al. (1984).  Biblia Hebraica Stuttgartensia. Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft. 1574 p.

Feray, Jean-Claude; Herzer, Manfred.  (1990).  Homosexual studies and politics in the 19th century: Karl-Maria Kertbeny.  Journal of Homosexuality. 19 (1)

Gagnon, Robert A. J. (2001). The Bible and Homosexual Practice: Texts and Hermeneutics. Nashville: Abingdon, 111-146.

González, Eduardo.  (1999)  ¿Existe homosexualidad en la Biblia?  Sine data.  35pág.

Hanks, Tom.  (2011).  La desmitificación de la manipulación homofóbica de la Biblia: 40 mitos sobre siete textos desenmascarados con estudios exegéticos.  Buenos Aires: Otrasovejas.  Tomado de la página web: www.fundotrasovejas.org.ar

Jordan, Mark.  (2002).  La invención de la Sodomía en la teología cristiana.  Barcelona: Laertes.

Lasor, William.  (1995).  Panorama del Antiguo Testamento. Grand Rapids: Nueva Creación.  148p.

Lings, Renato.  (2011).  Biblia y homosexualidad: ¿Se equivocaron los traductores? San José de Costa Rica: UBILA.  395p.

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Schökel Luis, Alonso.  (2007).  Biblia del Peregrino.  Bilbao: Mensajero.  2015p.

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Ubieta, José Ángel.  (2000).  Nueva Biblia de Jerusalén: revisada y aumentada.  Bilbao: DESLÉE DE BROUWER. 1985 p.




[1]  Hugo Oquendo-Torres es teólogo graduado de la Fundación Universitaria Seminario Bíblico de Colombia FUSBC; está en la etapa de cierre de una Licenciatura en Teología con la Universidad Bíblica Latinoamericana UBL de Costa Rica.  Asimismo él participó del I Simposio Internacional de Teología Queer que se desarrolló en la ciudad de San José de Costa Rica en el 2011.