Ahora más que nunca llevo una vida solitaria,
pero no me arrepiento de ella.
Tampoco de las lluvias plomizas.
Ya me he acostumbrado a rayar las paredes con los
gritos azules de mi silencio.
Ya le he besado la mano tibia a la noche y me he
arropado con sus sueños.
Le hallo placer a esta soledad que me sabe a café.
Existe una estrecha relación entre el sujeto de
ideas exóticas, la libertad y la soledad.
Tal vez en esta noche de sal mi cuerpo se ha vuelto
asceta.
Hugo Oquendo-Torres
Rojo I
15 de Junio, 2013