Me
gusta tu silencio rojo
y
el dorado de tu sonrisa.
Me
desnudo en tu edad,
Nuestros
años se caen al piso como caen nuestras ropas,
Nuestro
sudor, nuestra libertad.
Prefiero
ciegamente la indecencia de tu lengua y el vuelo de tus ideas tras tus lentes;
Cuando
desnudas a los dioses con el fruto maduro;
Y
partes los absolutos con el rubor de tu rostro.
Un
atardecer naranja es tu cabellera foránea.
La
pizarra tras tu espalda proyecta los ojos verdes y tus labios iluminados.
Me
gusta tu silencio rojo.
También
cuando nos encontramos como inmigrantes sin piel en la cama.
Me
gusta tu silencio rojo.
También
cuando con tus pies descalzos pisas la grama.
Y
en lo oculto rosa, haciendo el amor, comiéndonos como bestias de fuego, nos
reímos de la cotidianidad azul.
Hugo Oquendo-Torres
Poética del
cuerpo desnudo
28 de Julio, 2011.