Su
cabello de africana,
selva
húmeda que se ha emancipado en el negro trópico.
Ella
con su piel de arena se acuesta en la espuma del mar.
Mestiza
olor a café,
olor
a libertad.
Filosofía
en la sabiduría femenina que se cuece en la cocina.
Yerbas,
curatajes y sexo.
La
madre recolectora de la verdad
con
sus caderas amplias seduce bajo el agua a la vida.
Se
moja aun debajo de la canoa.
Semilla
que germina en el ombligo tatuado con lunares.
Ese
espacio anónimo de tu cuerpo
que
no aparece en los anales de la historia de tu piel,
es
el boceto de este poema con sabor a piel sudada.
Hugo Oquendo-Torres
Poética del
cuerpo desnudo
29 de Octubre, 2012