Huyo
de ti, de tu sombra.
Huyo
de ti mujer con sombrero de copa.
Huyo
de ese visceral dolor que me producen tus labios en mi boca.
De
esa silueta púrpura diluida en el sopor de la tarde.
Antes
me negaba a ello, pero hoy, al borde del suicidio, muy cerca del umbral de la
esquizofrenia vino tinto, en el vórtice del séptimo piso he dejado volar como
gaviotas las hojas sueltas de mis poemas blancos.
A
lo lejos suena la guitarra trayendo a mi mente cual ola que lava la playa de
los jueves, esos desgastados recuerdos de marea baja que se han consumido como
suelas de zapatos viejos.
Huyo
de ti porque me produce terror tu cintura profana, ese cielo domesticado
incrustado en tus huesos.
A
tu nombre le tengo miedo.
No
puedo negarlo, es una verdad, cada instante que vuelven a mis manos como
repetidas hondas, tus perfumes de feria, mis muelas son rotas.
Huyo
de ti cual perro con mal de rabia, porque hace eco en los rincones de mi
silencio tu simple voz.
Algún
día yo seré tu espanto y mi simple sombra tu zozobra.
Me
avades.
Te
busco.
Huyo
de ti.
Seré
libre.
Hugo Oquendo-Torres
Sombra de un
verano.
20 de Diciembre, 2012