jueves, noviembre 07, 2013

Árbol nocturno.


Y así
con el silencio me despides,
con un puñado de nada.
De súbito
cierras las alas del libro.
A garganta seca no más.
Cerrojo de los árboles,
tu boca nocturna.
Con tu indiferencia temblorosa,
siendo la neblina tu rostro,
guardas para sí tus secretos,
clausurando
los espacios de tu cuerpo.
Sin importarte dejar huérfano a mi cuerpo
de la lluvia de tu voz.
Como un aro, un simple adiós.
Un adiós expatriado del brillo de tus hombros.
Así no más
dejando desangrar las letras.
Pero me dejas todo de ti,
me dejas el silencio.




  

Hugo Oquendo-Torres
Sombra de un verano
05 Noviembre 2013