lunes, agosto 26, 2013

Eva


Que la provocación de la palabra trasgreda el cuerpo,
que el cuerpo trasgreda la palabra.
Que el rojo se meta entre las piernas y chorree hasta tinturar la sombra de tus pasos.
Que nuestros párpados no caigan cuando la luna muestre sus senos sin mamar.
Guarda que nuestro coito no sea libre de la tentación.
Que no escape el alma de su celda para que eterno sea el presidio de Yahveh.
Oh vida, guárdanos de trazar la patrística como bitácora de la piel.
Deja que el ave asuma su vuelo sin el retorno al nido de la boca.
Eva vuelve a frotar tu fruta excitada, mil y una noches.
Y después de este destierro, muéstranos tu ombligo otra vez.
Amén.





Hugo Oquendo-Torres
La noche tiene labios subversivos
24 de Agosto 2013