(La luna en tu cuello)
No
porque carezca de palabras he guardado silencio.
Aún
tengo un haz de fuego en mis dedos.
No
porque el tiempo ha emprendido vuelo fuera de su nido, mi poesía ha muerto.
Antes
del albor reverdecerán los libros.
Todo
se hace diáfano.
Esclarecido
ha hallado la senda tu pie.
Digo
esto para que construyas tu camino:
Oye
el murmurar de las flores sembradas en las vasijas rotas;
Ya
ha comenzado a arder la mañana;
Muy
temprano los maizales de tu patio centellean con la luz del sol;
Inspiración
es la brisa que los roza con las riveras de su piel;
Pronto
los lirios cantarán al silencio amigo y el mar sereno.
Antes
de que la tierra húmeda brame, brotará la semilla, florecerán nuevas palabras.
Zanahorias,
fresas, lechugas, tomates frescos, todo será parido en mi boca que busca tu boca.
Hugo Oquendo-Torres
Poética de lo
simple
09 de Mayo, 2013