Tendré
fuerzas, mi cuerpo no ha muerto.
Me
he amamantado del cosmos.
Mis
palabras no se han disecado.
Me
he ombligado a la tierra.
Aún
la poesía desde mis tripas no ha muerto.
La
puesta del sol maduro no ha llegado a mi boca.
Mi
espíritu no se doblegará.
No
se incendiaran mis huesos.
Seguiré
a paso firme de océano.
Mis
ojos los he depositado en el pecho del árbol de la vida.
Un
nuevo ciclo de plata nacerá de esta noche salmuera.
Y
así se envejezcan los siglos, con la leche de las estrellas seré eterno.
Como
lo soy ahora en la memoria del lunar en tu cuello y en la humedad de estas
palabras de exilio.
Mi
cuerpo ya es libre porque arde esta poesía debajo de tu piel.
Hugo Oquendo-Torres
Poética del
cuerpo desnudo
16 de Septiembre, 2012