Nuestras
lágrimas
también
se entierran
con
la lluvia
en
las entrañas del suelo.
Ellas
germinan
en
los días de sol.
Cuando
florecen las lágrimas
el
universo explota,
el
polen, las esporas.
Brillan
sobre el silencio
las
estrellas,
abren
sus alas de gaviotas
sobrevolando
el oleaje.
El
atardecer se recuesta
en
los techos
de
las casas pobres.
Manchas
de luz.
Todo
florece.
Hugo Oquendo-Torres
Poética de lo
simple
13 de Mayo, 2013