martes, febrero 11, 2014

Llano en llamas

(A Juan Rulfo)

Vastas montañas solitarias,
sólo habitadas por el soplo hirviente,
dulce desolación.
El fuego se conflagra en el horizonte.
Cuando el llano arde en llamas
se quema el cielo,
en la lengua su ceniza se torna azucarada,
la tierra incendiada
implora el hálito de la lluvia.
A té de albahaca sabe todo el atardecer.
Sol poniente y llano en llamas,
una sola pintura a las cinco de la tarde.
Y antes de que se levante la noche de abril
las últimas letras crepitan en nuestra espalda,
mientras los pastizales tostados
se confunden con el dorado trigo.
El humo de los tizones
huele a agualluvia,
de las preñadas nubes
braman los tambores del cielo.






Hugo Oquendo-Torres
Poética de lo simple
07 de Febrero